9 de marzo de 2022 – La guerra en Ucrania y las sanciones occidentales contra Rusia han convertido a las criptomonedas en un elemento fundamental en el desenlace del conflicto.
¿De qué lado están las criptomonedas? Si le hubieras preguntado a Satoshi Nakamoto, la persona (o personas) seudónima que creó la plataforma Bitcoin en 2008, probablemente habría rechazado la pregunta. El objetivo los activos digitales como el bitcoin era la neutralidad: el hecho de que ningún gobierno, banco o entidad pudiera impedirte su uso, ya fuera para pagar una pizza, un libro prohibido o una bolsa de cocaína.
Esto, por supuesto, empezó a cambiar tan pronto como el valor de las criptomonedas las convirtió en el medio perfecto para las transacciones criminales, desde el ransomware hasta los mercados de la deep web. Los reguladores de todo el mundo exigieron que los intercambios y otras “rampas de salida” pusieran en la lista negra la criptodivisa de las cuentas vinculadas a actividades o individuos criminales, a pesar de que las operaciones ilícitas representaron solo el 0.15% de los movimientos globales de cripto en 2021.
¿Cómo se relacionan las criptomonedas con el conflicto entre Rusia y Ucrania?
Pero la invasión rusa de Ucrania es un asunto diferente. La naturaleza de las criptomonedas como dinero sin fronteras, y la abundancia de gente joven y apasionada que acumulan millones de manera virtual, las convirtió en un método para que Ucrania recaudara fondos de la gente indignada por las acciones de Rusia. Al mismo tiempo, se temía que los funcionarios del gobierno y el círculo de allegados del presidente ruso, Vladimir Putin, pudieran eludir las sanciones occidentales trasladando sus activos a las criptomonedas.
Los intercambios de criptodivisas están bloqueando todas las transacciones de las cuentas que se sabe que están vinculadas a las personas sancionadas.
Ayer, Coinbase bloqueó más de 25.000 direcciones vinculadas a Rusia que cree que están relacionadas con actividades ilícitas, para así cumplir con las sanciones contra la nación rusa. Se sabe que Binance, la mayor bolsa de criptomonedas del mundo, ya ha identificado y bloqueado al menos una cartera vinculada a una persona sancionada, y ha adoptado un enfoque proactivo, investigando y bloqueando las cuentas de personas que se sabe que están cerca de los individuos objeto de las sanciones. Las bolsas de la mayoría de los países occidentales están obligadas a llevar a cabo controles de conocimiento del cliente y contra el blanqueo de capitales, aunque algunas de ellas, como Binance, han sido criticadas por su supuesta flexibilidad.
Sin embargo, Tigran Gambaryan, vicepresidente de inteligencia global e investigaciones de Binance, cree que la preocupación de que las criptomonedas ayuden a evadir las sanciones impuestas a Rusia es exagerada. “Las criptomonedas no son una forma muy eficiente para que un gobierno y un Estado-nación eludan las sanciones”, afirma. “Hay otras formas de mover miles de millones de dólares utilizando el sistema financiero que ya existen, en lugar de utilizar las criptomonedas”.
Esto se debe a que mover grandes sumas de dinero en criptodivisas difícilmente sería encubierto. En cuanto los propietarios intentaran convertirlo en moneda física fuera de Rusia, alertarían a las bolsas y a los investigadores. Las técnicas de ofuscación como los “tumblers” —carteras que reciben criptodivisas de varias cuentas y las mezclan para ocultar su procedencia— no están diseñadas para mover grandes sumas y suelen ser lentas, afirma Gambaryan. Además, todas las transacciones de criptodivisas tienen lugar en un libro de contabilidad público, llamado blockchain, lo que crea un registro permanente que no sería deseable para las organizaciones deseosas de ocultar su rastro.
Todavía es posible que algunas operaciones ilícitas estén ocurriendo bajo el radar. Después de todo, los intercambios y las empresas encargadas del cumplimiento de las normas en torno a las diversas criptomonedas no necesariamente saben acerca de todas las billeteras controladas por los apoderados de un individuo en una lista de sanciones. “Históricamente, hemos visto que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de EE.UU. nombra criptocarteras específicas relacionadas con entidades sancionadas”, dice Caroline Malcolm, jefa de política pública internacional e investigación de la empresa forense de criptodivisas Chainalysis. “Todavía no hemos visto nada de eso. Estamos pendientes de si la OFAC, u otras entidades sancionadoras de la UE y el Reino Unido, pasan a nombrar direcciones de monederos específicos. Obviamente, no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana. Puede que les falten muchas.”
Lo que sí saben las empresas de cumplimiento es que ahora mismo el comercio de criptomonedas se está disparando en popularidad tanto en la Rusia afectada por las sanciones como en la Ucrania devastada por la guerra. Según cifras de la empresa de análisis de criptodivisas Kaiko, citadas por Bloomberg, hasta el 28 de febrero, las cantidades de bitcoin negociadas con el rublo ruso se habían disparado hasta el punto más alto desde mayo de 2021, mientras que los volúmenes de negociación del hryvnia ucraniano habían alcanzado el punto más alto desde octubre. Kaiko informó de un patrón similar de comercio frenético entre las dos monedas y Tether, una “stablecoin” cuyo valor se dice que está vinculado al dólar estadounidense.
El gobierno ucraniano está presionando para que se prohíban las transacciones de criptomonedas procedentes de todos los individuos rusos, independientemente de su estatus de sanción, con el fin de “sabotear a los usuarios ordinarios” y presionar al régimen de Putin. Los directores ejecutivos de Binance y Kraken, con sede en EE.UU., se han opuesto firmemente a la idea, citando los fundamentos libres de las criptomonedas. El máximo responsable de Binance, Changpeng “CZ” Zhao, publicó el viernes un artículo en su blog en el que explicaba su postura y sostenía que las criptomonedas son una herramienta poco probable para que Rusia eluda las sanciones.
No obstante, si las autoridades estadounidenses o europeas lo exigen legalmente, las bolsas tendrían que recurrir a técnicas de geobloqueo para impedir que todos los rusos utilicen sus servicios. Según un índice, Rusia ocupa el puesto 18 en el mundo en cuanto al uso de criptomonedas (México también es uno de los países que más ocupa la moneda digital), según Chainalysis y Bloomberg, se estima que alberga al menos 214.000 millones de dólares en criptodivisas, o el 12% del valor total del sector. Rusia también ocupa el tercer lugar entre todos los países en la minería de bitcoins —el proceso de acuñación de nuevas unidades de criptodivisas, que requiere mucha energía—, justo por detrás de EE.UU. y Kazajistán, un país firmemente en la órbita de Moscú.
En enero de 2022, el banco central ruso propuso prohibir las criptomonedas, pero pocos días antes de la invasión en Ucrania, el gobierno ruso anunció nuevas regulaciones destinadas a fomentar el crecimiento del sector. El efecto de la eliminación de todos los tokens de criptodivisas procedentes de Rusia o de las minas rusas de la industria global —cerrándolas efectivamente detrás de una cortina de hierro digital— es difícil de entender, pero tal evento está garantizado para ser un momento decisivo, y uno que probablemente creará profundas divisiones en la comunidad de cripto entre los que están a favor de condenar a Rusia al exilio y los que se adhieren a la ética neutral de las criptodivisas.
Por supuesto, también podría ocurrir lo contrario: Moscú podría pedir a las bolsas con sede en Rusia que bloquearan todas las transacciones de las cuentas vinculadas a los gobiernos occidentales, o de aquellas que tienen un historial de donaciones a Ucrania. Por ahora, esto no ha ocurrido.
Mientras tanto, el ministro ucraniano para la transformación digital, Mykhailo Fedorov, ha estado pidiendo donaciones de criptomonedas a los monederos del gobierno, alojados en la bolsa de KUNA. La campaña había recaudado más de 51 millones de dólares en varias criptodivisas hasta el 3 de marzo, según el fundador de KUNA, Michael Chobanian. En una entrevista con CoinDesk, Chobanian dijo que los grandes de este mercado, incluidos los cofundadores de Ethereum, Gavin Wood y Vitalik Buterin, y el creador de TRON, Justin Sun, habían donado cantidades sustanciales a la causa.
Sergey Vasylchuk, director general de la empresa de blockchain EverStake, también se asoció con Kiev para lanzar una organización autónoma descentralizada (DAO) basada en la blockchain Solana para recaudar donaciones en favor del ejército ucraniano, provenientes de personas que se sienten incómodas donando directamente: “Muchos [criptopropietarios] tienen miedo, muchos de ellos simplemente no pueden donar directamente debido a las reglas de cumplimiento y contabilidad”, dice Vasylchuk.
“Por eso Solana nos ayudó a desarrollar este marco”. Hasta ahora, la DAO ha recaudado más de un millón de dólares en criptomonedas y ya ha transferido una parte a las fuerzas ucranianas. Los donantes también han regalado a la DAO tres tokens no fungibles, o NFT (un WOOFer, un pollito de Chicky Town y una foto de girasoles). El plan inicial de Kiev de recompensar a todos los criptodonantes con nuevos tokens —un mecanismo llamado “airdrop” en los círculos de criptografía— fue sustituido finalmente por la promesa de emitir NFT exclusivos.
En menos de dos semanas —cuando las empresas occidentales de Internet y tecnología se han marchado o han sido expulsadas de Rusia— la Internet global y la rusa se han transformado ya en dos reinos diferentes. La criptografía es uno de los pocos hilos que aún se extiende a través de esa división. Pero a medida que pase el tiempo sin una solución, se convertirá cada vez más en un campo de batalla, y se pedirá a sus empresas y actores que tomen posición. A pesar de la visión de Nakamoto, la neutralidad pronto podría dejar de ser una opción. Como dijo el propio Vitalik Buterin tras una denuncia de Putin en Twitter: “Recordatorio: Ethereum es neutral, pero yo no”.