Fàtima Llambrich: «No somos una narcosociedad, pero hay indicios»

13 de noviembre de 2023 – La periodista publica ‘Brot de narcosocietat’, una radiografía sobre cómo funciona el tráfico de hachís y marihuana estatal.

Hay muchos adjetivos para definir a Fàtima Llambrich (L’Ametlla de Mar, 1980) y todos positivos para defender el oficio del periodista, ese que capea en la tele pública catalana desde hace más de una década: mujer vivaracha, de posado calmado y accesible, cero impositiva y dispuesta a hacer pedagogía del más mínimo detalle. En consonancia con ese halo de placidez también está la redactora perseverante que cubre los casos más escabrosos de la sección de sucesos, la entrevistadora que durante años ha visitado en prisión al primer asesino condenado solo por indicios —todo recogido en el libro Sense cadàver (Ara Llibres)— y la escritora que se acaba de adentrar en el submundo del tráfico de hachís y marihuana estatal para fotografiar la estructura de una situación para nada sencilla.

En Brots de narcosocietat (Columna) hila una investigación periodística a partir de información policial, entrevistas, sumarios y todo lo que ha tenido tiempo de revisar con una curiosidad apabullante sin meter los pies en el barro del peligro. Da un aviso para navegantes: “Yo no he investigado a una organización de narcotráfico, no le demos al libro una etiqueta que no tiene”.

Pasas de relatar un doble homicidio a escribir sobre el tráfico de drogas.

Brots de narcosocietat nace en paralelo al trabajo. Estábamos haciendo bastantes vídeos sobre el tema de la marihuana y empezaba a saltar el tema del hachís, también estábamos proponiendo el reportaje del 30 minuts, y sentí que quería hacer este libro. Es una foto de la realidad actual, no solo en Catalunya —porque no se puede desconectar de lo que es el sur y también de Galícia—, pero con una información que no cabía en el documental. Y tampoco había otros libros de esta índole. Este no es el libro que se está haciendo en México, que los periodistas casi se ponen dentro de las organizaciones criminales. Yo he hecho otra cosa que tiene su valor, pero el planteamiento es otro.

¿Por qué le ves interés?

Para que tengamos el dibujo real de lo que hay. La sensación que tuve con los viajes que hicimos a la zona del Campo de Gibraltar y del Delta del Guadalquivir es que hay una tolerancia social con el narcotráfico que aquí creo que tenemos con el tráfico de marihuana. Allí tienen claro el dibujo que tienen y creo que aquí no lo tenemos. En el trabajo me pasaba que íbamos recibiendo notas de prensa de decomisos de marihuana y era como: ¿qué nos está pasando con tanta planta? Pero minimizándolo. Si detrás hay un tema de crimen organizado que busca dinero y poder a través del dinero, eso ya tiene otra dimensión. Quería hacer un dibujo para que seamos conscientes de ellos, aunque no toco lo que pueda llegar al pequeño consumidor.

¿Y por qué no tocar el tráfico de otras drogas, como la cocaína?

No puedo añadir la cocaína porque yo creo que este tema merece una dedicación de tiempo extra que yo no había hecho previamente y, por lo tanto, no hubiera llegado a hacer una aportación que pudiera tener interés. Con la marihuana, no hace tantos años que estábamos hablando de que había una convención no escrita que decía que por menos de una docena de plantas no tenías que hacer un atestado, porque se entendía que era de consumo propio y no para venta. Pero hemos pasado de aquí a organizaciones criminales, y yo creo que muy rápidamente.

¿Cómo funcionan el narcotráfico y el tráfico de marihuana a gran escala?

Yo puedo hablar solo en boca de las investigaciones que han hecho los cuerpos policiales, de los sumarios que he leído o de las entrevistas hechas, porque yo no he investigado como tal. Es así. Para que veas toda la estructura: se tiene que tener siempre un contacto con Marruecos, que es donde se produce y donde se manufactura el hachís; un buen piloto, porque tendrá que esquivar y acelerar, sin miedo, y tiene que intentar no tirar los fardos al mar; una conexión en España, y toda una serie de gente reclutada en un momento determinado para hacer un trabajo determinado, que es el desembarcar con muy poco tiempo sin que nadie se vaya de la lengua. A grandes pinceladas, sería eso. Mirando algunas investigaciones, lo que más me ha sorprendido es el descontrol. Eso es un tema de esquemas montados y cada uno tiene el suyo, y yo pensaba: aquí hace falta un buen productor, alguien que ponga orden. Y eso me sorprendía.

Me sorprende que puedas tener un traspaso de hachís, que igual te reporta 3 millones de euros, y a las 10 o 12 personas que tienes en tierra solo les pongas 10 euros en el móvil en una tarjeta de prepago

¿Es más torpe de lo que pensabas?

Sí. Después preguntas a policías y te dicen que con la cocaína no suele ser así y que todo va todo mucho más estructurado. Me sorprende que puedas tener un traspaso de hachís, que igual te reporta 3 millones de euros, y a las 10 o 12 personas que tienes en el tierra solo les pongas 10 euros en el móvil en una tarjeta de prepago. Y que te tengan que reclamar a media noche que les pongas más dinero. A mí eso me rompe los esquemas a otro nivel. Sí que es cierto que ellos van cambiando muchos de móviles y los tiran, pero no sé, ponlo en gastos perdidos.

¿Las personas que empiezan en el mundo de la droga suelen ser pobres?

Yo no me atrevería a decir eso. No sé qué referentes tienen los policías, que al final son los que tienen la información, pero lo que dicen es que el perfil no es homogéneo y varía mucho. En el libro sale una investigación de secuestro, y son personas que tenían otro trabajo, como si fueran un grupito de amigos que tenían plantas de marihuana que les daban más ingresos probablemente que el trabajo que tenían. Aquí ya no estamos hablando de bajos ingresos. Para mí, la gracia de la lectura de este libro es en función de la mochila y los referentes que tenemos cada uno. Hablando con la Guardia Civil me decían que en el sur lo derrochan todo a otro nivel y que no nos podemos imaginar lo que se pueden gastar. También hay que provienen de linaje delincuencial, pero eso no quiere decir que sean pobres.

¿Si yo ahora quisiera hacer un trapicheo, me sería fácil?

A mí me ha quedado la idea que con el tema de la marihuana aquí en Catalunya, y también en Andalucía —de hecho el mayor decomiso que se hace es en Andalucía— es que hay mucha accesibilidad, también por el hecho de que tú no necesitas mucho dinero para hacer la plantación, o eso es lo que explican los polis. En la zona del Campo de Gibraltar, que en el libro para mí sirve como espejo respeto Catalunya, yo creo que todo el mundo sabría quién le podría hacer de enlace. Y no sé si eso es lo que nos pasa aquí o nos pasará aquí con el tema de la marihuana.

¿Y tiene que ver también el factor generacional o de ubicación geográfica?

Tanto cuando fuimos al sur, charlando con diferentes policías de diferentes cuerpos policiales, como en las investigaciones que he ido hojeando, allí había de todas las edades. Y una cosa que impactaba mucho es que te decían el problema que tienen con los más jovencitos. Primero, porque los utilizan como puntos de vigilancia y lo único que tienen que hacer es estar atentos a, por ejemplo, anunciar cuando sale y entra del puerto la embarcación de la Guardia Civil o de Vigilancia Aduanera; o el día que hay descarga, si reconocen algún poli o informante. Les pagan tanto que el de Vigilancia Aduanera me decía: ¿claro, cómo te enfrentas a eso? ¿Cómo le dices tú a un chaval joven que se vaya a estudiar, que siga el curso, con el sueldo que le damos como sociedad? Es complicado. Y las asociaciones de ciudadanos también lo dicen: si solo intentamos resolver esto desde la vía policial, no podremos tirar adelante, porque el mismo narcotráfico ya hace que las empresas se lo piensen antes de instalarse en el territorio y es una zona que no ha sido nunca muy boyante económicamente. Si no se pone una inversión aparte de la persecución policial, no salen adelante.

¿Hay redes estructuradas de captación?

A Mario, que sale en el libro y que está cumpliendo condena por pertenencia a organización criminal, yo le preguntaba: ¿y cómo lo hacéis para corromper a los policías? Y él me decía: «no hay que ir a buscarlos, el policía que quiere ya te vendrá a buscar a ti». Cuándo se han encontrado casos, otras policías decían que todo el mundo tiene una debilidad, y hay personas que pasan por ciertas situaciones que hacen que los detecten, aunque quizás al principio solo sea para hacer ver que no han visto nada. Yo me quedaba con una frase, que es que después, como policía, no quieras retroceder, porque ya no puedes, no te dejarán, estás atrapado. Pero aun así van cayendo.

¿Sin policías corruptos se podría mantener todo esto?

No, claro. Creo que eso lo tiene claro todo el mundo. Y si hiciéramos la trazabilidad de todo ya no es solo el policía. Mario explica que para sacar la droga de Marruecos, vas pagando y punto. Por lo tanto, hay un nivel de corrupción más alto, y para mí el interés de él es que linde con la visión policial, que es la gracia. Y sigue explicando. Salimos de Marruecos y salimos bien. Entrar en España o Europa es más problemático, pero entran. Los policías dicen que decomisan solo un 10% del hachís que entra. Eso es nada. La prueba de todo esto es que ha habido detenciones incluso de unidades enteras de investigación.

Los policías dicen que decomisan solo un 10% del hachís que entra por el sur

¿Y si esta corrupción es conocida, porque no se es más inflexible?

Yo no me atrevo a decir que no son estrictos. Lo que está claro es que es un problema no resuelto y que, cuanto más hay, más difícil es. Yo lo que pensaba es: que duro, si tú no estás corrompido ni quieres estarlo, trabajar con esta incertidumbre. Es decir, aquí en Catalunya tenemos pocas detenciones todavía de policías por tema de connivencia con tema de marihuana o hachís, pero en la zona del campo de Gibraltar, con el tema del hachís, se han tenido detenciones locas. El problema lo tienen. No nos podemos permitir llegar a un punto en qué quien tiene que velar para que eso no pase no tenga la seguridad de que el compañero con quien se va a comer no se la esté jugando por detrás. La fiscal que se dedicaba a temas de drogas de Algeciras lo tenía muy claro: decía que los policías eran sus manos y sus pies, que sabía que les tenía que tener confianza plena, pero que sabían que quizás alguno se la estaba jugando. ¿Y cuál es el problema? Que no solo te envía la investigación a hacer puñetas, sino que los pone en peligro.

¿Qué quiere decir poner en peligro?

Yo a la fiscal le pregunté si había amenazas y ella no lo quiso detallar. Pero sí, tienen amenazas. Claro, es que hay mucho dinero, y no solo mucho dinero: es el negocio. Los policías tampoco quisieron relatar qué tipo de amenazas y yo no tengo un caso para decirte: mira, pasó esto. Pero que la cosa no va en broma, sí.

¿El Campo de Gibraltar funciona como un pequeño narcoestado?

Precisamente pongo el nombre de Brots de narcosocietat en este sentido. No somos una narcosociedad, pero alerta que hay indicios. También en Catalunya. Es obvio que aquí no estamos en la misma situación que en el Campo de Gibraltar, donde hay más casos de corrupción, tienen la droga a tocar y toda entra por allí. Pero nadie dice que sea una narcosociedad, en el sentido de que hay una policía que funciona. Sí que tienen indicativos: tienes muchos detenidos, el tema policial y dices que solo puedes decomisar el 10% de lo que entra. Y tú puedes comprar gente, pero todavía te queda un grueso de la policía y una economía legal que te funciona. No es México y no es Colombia. Por suerte. De hecho, el momento más grave al cual se llegó fue en 2018, que fue un punto de inflexión y empezaba a haber agresividad policial, por ejemplo encarando los coches contra los coches de policía, o incluso con algún tiro. Aquel año sacaron del hospital uno de los narcos y se lo llevaron. Claro, cuidado, ¿eh? Si tú no puedes mantener la seguridad en un hospital porque se ha roto esta barrera segura, aquí peligras. Nosotros aquí no estamos en esta tesitura. Hay diferencias. Y tampoco podemos decir que allí sean un narcoestado, aunque por la situación económica de la zona haya un grosor muy grande de los ingresos que proviene de la droga.

Dices que el tráfico de droga repercute en todos nosotros pero no lo sabemos.

Cuando tú concentras grandes potenciales de dinero en un poco espacio y pocas personas, les estás dando un poder muy bestia. Y, aquí la entrada de dinero es continua. Incluso si los pillan. La justicia tiene claro qué es lo que hace años que están haciendo, y van a buscarles los vientos, porque realmente decomisar tres toneladas de hachís no lleva a ninguna parte; lo volverán a hacer. Detener a los cuatro que hay en la playa no lleva a ningún sitio. El tema es cuando les hacen las investigaciones por blanqueo de capitales y les pueden decomisar los bienes, que entonces les dejan tocados. Si se te monta una narcourbanización, como está pasando en Sanlúcar o en la Línea de la Concepción, aquello se convierte en un territorio por el que ya no puedes circular, y no nos engañemos; donde irán es a pagar campañas electorales. Se moverán por cambios legislativos o para hacerse la ley a su connivencia, para corromper policías. Yo no quiero este tipo de sociedad.

La ficción española ha explotado la figura del narco con series como Sin tetas no hay paraíso o El príncipe. ¿Tendemos a romantizar el mundo de la droga?

Es que pienso que una parte te lleva ahí. Todo lo que nos es desconocido nos atrae. ¿A qué persona joven no le atrae la subida de adrenalina que supone que te estén persiguiendo por mar? Si tú a una edad muy prematura dispones de mucho dinero, la vida es más fácil y te permite un estatus diferente entre el resto. ¿Quién no se siente atraído por eso? Con los jóvenes no sé cómo lo tenemos que hacer, pero con los adultos tampoco hace falta que lo escondamos. Alguien que es adulto ya sabe qué camino quiere escoger. Y sí, seguro que lo romantizamos, pero también está el trabajo sucio que no se ve y que no tiene glamour, con las miserias de una detención o de hacer noche en la prisión. O de que si el negocio no sale bien, no cobras. Yo si en mi trabajo me equivoco, cobro igual. En el mundo de la droga tú expones tu libertad. Yo soy partidaria de que no pasa nada porque haya un punto de romantización porque ya somos adultos para valorarlo. No pienso que tengamos que disfrazar la parte atractiva, tenemos que tener la libertad para explicarlo todo.

Si se te monta una narcourbanización, aquello se convierte en un territorio por el que ya no puedes circular, y no nos engañemos: donde irán es a pagar campañas electorales

¿La legalización cambiaría el tablero de juego?

No me atrevo a hablar de este tema porque no tengo formación, y creo que no tenemos estudios que demuestren las consecuencias en los países donde se ha legalizado y en los que no. Haciendo una entrevista con un comisario de los Mossos le pregunté por este tema. Él había estado en unas jornadas en California, donde está legalizada, y decía que se había comentado que el mercado ilegal no desaparecía por varias razones. Una, porque la gente no está dispuesta a pagar la marihuana al coste que supone que pagues la luz, el consumo eléctrico, la gente que se dedica a cultivar o el resto de costes. Dos, que no tienes la necesidad; es decir, quizás comprando cocaína en una farmacia tienes la certeza de estar comprando un buen producto, pero con la marihuana no tienes esta necesidad porque no hay un tema químico. Y después también está el tema del THC: como estado, ¿qué principio activo estás dispuesto a legalizar, y a decirle a la gente que si lo consume no tendrá un problema de salud? Yo no tengo una respuesta.

¿Ahora que el true crime está de moda, has notado diferencia haciendo tu trabajo?

En TV3 no he visto un cambio de política en informativos, en este sentido. Pienso que tratamos el mismo volumen de temas que antes. Pero por ejemplo, hicimos El cuerpo del delito en 2015, con la entrevista a una persona condenada, y pienso que si en lugar de haberlo emitido entonces lo hubiéramos hecho en 2022, seguro que hubiera tenido más éxito que el que tuvo. Igual que mi otro libro, Sense cadàver, que ha ido muy bien pero es del 2016.

Ha habido cierto debate social entre la morbosidad y la ética de los true crime, también con coberturas de TV3: Rosa Peral entrevistada por Ricard Ustrell, algunos capítulos de Crims… ¿Tú qué piensas?

Con cada cosa que hacemos nos tenemos que plantear por qué hacemos segun qué. Creo que eso es sano. No todo vale por el true crime. ¿Por qué explicamos aquello concreto? ¿Porque tiene incidencia directa con el hecho criminal o porque queremos adornar la situación? Yo creo que eso nos lo tenemos que preguntar constantemente y, de no hacerlo, nos estaríamos engañando. El trabajo del periodista es hacer esta pedagogía. La marca de cada uno es en función de cómo trabajas los temas y tenemos que saber aportar un plus.

¿El exceso de true crime puede hacer que banalicemos el mal?

Ya nos hubiera pasado. Históricamente, ¿qué historias se han explicado? Pues la historia de que hay un bueno y un malo, que también utiliza la literatura o la ficción, y que beben de la realidad. Pero en la fase de aprendizaje de la infancia, incluso la adolescencia, claro que sería bueno que tuviéramos una cultura de ser críticos y de saber ver más allá de lo que nos dan.

¿Tú has tenido dilemas morales?

Las dudas nos las tenemos que plantear siempre. Por ejemplo, el Sense cadàver da voz a una persona condenada por cuatro delitos, dos de los cuales son violencia machista. Tú puedes decir: ¿por qué le das voz? Y yo, el planteamiento que me hago, es: no voy a buscar que me explique su argumentación, sino saber cómo es él y cómo reacciona a la vida cotidiana. Él me preguntó si había visto el accidente de Germanwings, y me dijo alguna cosa así como que le parecía muy fuerte que el piloto hubiera estado durando cinco minutos sabiendo que se moriría, pero que los 50 de detrás, bueno, les había tocado. Eso, para mí, evidentemente que se tiene que poner en un libro. ¿Por qué? Porque el lector se hace un dibujo claro de aquella persona. A mí de Germanwings me preocuparon las 50 personas que de golpe se encontraron con una situación en la vida que no se habían buscado.

No todo se vale por el true crime

¿Te has roto alguna vez?

Cuando los periodistas nos enteramos de las cosas ya es tarde, y cuando llegas te encuentras todos los cordones policiales. Poniendo esto de contexto, hay una situación que para mí fue complicada. Atentado de Niza. Cuando nosotros llegamos, todavía había cuerpos tapados en el suelo. Tú vas trabajando con la misión de hacer el vídeo, y con eso funciono. Para que me entiendas, yo cuando voy por la carretera y veo un accidente no puedo mirar porque me afecta, pero cuándo iba a cubrir temas de accidentes, si estaba grabando, lo veía con una distancia porque llevaba el filtro de la cámara. El penúltimo día que estábamos en Niza pasamos por una plaza que tenía surtidores de agua y estaba lleno de niños gritando y riendo. Allí me rompí. Con la última crónica me costó hacer el plató.

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